Marruecos atrae por su fascinante cultura, que hace especial hincapié en el valor de la familia. La visión de varios niños jugando, riendo y corriendo libremente por las vibrantes calles de los barrios y medinas marroquíes es realmente un espectáculo digno de contemplar. El ambiente alegre que se respira en estas zonas es contagioso, y el ajetreo y el bullicio de la vida cotidiana se mezclan a la perfección con una sensación de despreocupación y abandono.